You
were my little baby girl,
And I shared all your fears.
Such
joy to hold you in my arms
and
kiss away your tears.
But
now you're gone, there's only pain
and
nothing I can do.
And
I don't want to live this life,
If
I can't live for you.
To
my beautiful baby girl.
Our
love will never die...
Sid Vicious
Tainted love, Gloria Jones (1964)
El amor se muere de muchas
formas, algunas lentas y llenas de aburrimiento, otras de forma violenta y
apasionada, en los peores casos la sangre de uno de los dos queda coagulada en
el suelo de alguna habitación de hotel. Todos conocemos la historia de Sid y
Nancy, la tempestuosa pareja de músico psicótico y groupie histérica que se
paseaban por la escena punk de los setenta. Un amor tormentoso que se debatió
entre la ternura y la furia desde que se conocieron a finales de 1977, ambos
paradigmas de la cultura punk por sus personalidades marginales, violentas y
adictivas. Ella era vieja conocida de la escena rock americana y se
vanagloriaba de habérsela chupado a varias rutilantes estrellas. Él enfant
terrible del punk inglés, frágil, desastroso y vulnerable. Ambos se amaban
profundamente a pesar de las ruidosas broncas en las que vivían enzarzados días
tras días. Nunca se supo con certeza si Sid mató a Nancy o no. Cheetah Chrome
–guitarrista de los Dead Boys– cuenta que Dee Dee Ramone le regaló a su
vocalista, Stiv Bator, un cuchillo en uno de sus primeros conciertos y que éste
siempre lo llevaba encima. Un día, en una de tantas fiestas en la habitación
del Chelsea Hotel dónde vivían Sid y Nancy, lo dejó sobre la mesita de noche.
Cuando Sid supo que era un regalo de su adorado ídolo Dee Dee, decidió comprar
uno inmediatamente. Al cabo de unos días todos fueron a acompañarlo a Time
Square. Zumbados de tuinales hasta los ojos y dejando caer por la calle
billetes de cien dólares, llegaron a la tienda dónde compraron dos cuchillos,
ya que Nancy también quería uno porque estaba hasta las narices de sus
desastrosas transacciones con avispados camellos empeñados en engañarlos y para
evitar las frecuentes palizas que Sid recibía por su absoluta bisoñez.
Tainted Love, Scorpions (2011)
Nancy no caía bien ni en el
entorno musical ni en el círculo de Sid pero esto no impedía que todo el mundo
se apuntara a sus parrandas, la organizada el 12 de octubre de 1978 empezó mal
y acabó peor, Nancy, pletórica y colgada, atendía a sus invitados mientras Sid
dormía como un ladrillo, aplastado por una montaña de barbitúricos. A la mañana
siguiente, cuando Sid se despertó, encontró a Nancy bajo el lavabo acribillada
a puñaladas. Todo el que conoció a Sid dice que él no pudo ser, pero cuando fue
detenido tenía la cara llena de arañazos. La versión más aceptada es que fue un
altercado entre ella y el dealer de la fiesta de aquella noche, un desconocido
que fue el último en irse de la habitación. A partir de ahí la vida de Sid se
aceleró en vertiginosa caída: tras unos meses en prisión salió por falta de
pruebas para volver a ingresar tiempo después por agredir a Todd Smith, hermano
de Patti Smith. Cuando por fin murió de sobredosis en febrero de 1979, su madre
encontró una nota en el bolsillo de su cazadora: Hicimos un pacto de muerte, yo tengo que
cumplir mi parte del trato. Por favor, enterradme al lado de mi nena.
Enterradme con mi chaqueta de piel, vaqueros y botas de motociclista.
Adiós. Con amor, Sid.
Tainted love, Marilyn Manson (2001)
Otra historia de amor tempestuoso menos
trágica y mucho más graciosa es la protagonizada por una vieja conocida de
Nancy Spungen. Connie Gripp era una mujerona grande con un saque capaz de
tumbar a un camionero de Minnesota, todo en ella era grande, tetas grandes, culo
grande, risa grande y un mal humor brutal. Estaba como una chota y adolecía de
unos celos patológicos y violentos. Los rumores decían que había pertenecido a
las GTO’s, Girls Together Outrageoursly, banda de groupies de finales de los
sesenta apadrinadas por Frank Zappa y que llegaron a grabar el disco Permanet
Damage. Pero sólo eran rumores que sin base histórica ella se dedicó a difundir
por el Nueva York de los setenta. Era precisamente el tipo de mujer que le
gustaba a Arthur Kane, bajista de los New York Dolls, enorme, borracha y loca.
Siendo novios se enteró que los Dolls irían a Los Ángeles a tocar en el
Whiskey-A-Go-Go pero que la movida iba a ser sin novias por falta de recursos
económicos. Una noche, mientras Arthur dormía la mona, Connie cogió un cuchillo
e intentó cortarle el tendón del pulgar de la mano izquierda para que no
pudiera tocar el bajo. La herida no fue de importancia pero esa gira la tuvo
que hacer Peter Jordan, roadie del grupo, que se sabía todas las canciones.
Las andanzas de Connie no terminaron ahí, cuando se
convirtió en Connie Ramone apuñaló varias veces en el culo a Dee Dee Ramone al
encontrárselo acostado una noche con Nancy Spungen, en otra ocasión le dio una
tremenda paliza a la fotógrafa Eileen Polk porque estaba bebiendo unas copas
con Dee Dee.
Tainted love, Soft Cell (1982) Live at Milan 2002
El amor, el sexo, puede matar, incluso a
uno mismo, algunos dicen que el cantante de los Inxs, Michael
Hutchence, murió en 1997 fruto de una autoaxfisia erótica, por las
circunstancias evidentes de su muerte, la versión oficial fue suicidio. Otros
han muerto por culpa de los celos de otros, Robert Johnson, El rey del Delta
Blues, murió en 1938 envenenado con whisky por el dueño del bar dónde tocaba en
aquel entonces, creía que se andaba beneficiando a su mujer. Las circunstancias
de la muerte nunca estuvieron claras porque nadie se atrevió a hacerle la
autopsia: corrían rumores de que había vendido su alma al diablo en un cruce de
caminos para ser la mejor guitarra del Mississippi y nadie quiso tocar su
cuerpo.
Otros músicos no
llegaron tan lejos y se limitaron a hacer canciones de celos amenazantes, como
John Lennon y su Run for your life, o la famosa Hey Joe cuya versión más famosa
es la de Jimmy Hendrix pero que fue registrada oficialmente por el cantautor
americano Billy Roberts.
Hay muchas historias de
amores podridos tanto dentro como fuera de la música, cuando el amor corrompe
el corazón nada bueno puede salir, las afinidades se convierten en obsesiones y
las caricias en cuchilladas.
Tainted Love, Imelda May (2010)
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