The Bloop es un misterioso sonido que se
registró en las aguas del Pacífico y que durante mucho tiempo tuvo a los
oceanógrafos bastante intrigados. Es también el nombre del grupo aquí
presentado porque, al fin y al cabo, es un misterio saber cómo pueden conseguir
hacer canciones todavía. Aunque son músicos muy veteranos –más de lo que les
gusta reconocer– fueron varias casualidades las que confluyeron para unirlos.
Algunos de sus miembros participaron en la escena musical sevillana de los
ochenta y los noventa tanto en grupos propios como colaborando con otras
bandas.
Manuel Escacena comienza su carrera como
batería en 1988 con Rey Muerto, reconversión musical de Parapléjico y los
Monos; al año siguiente monta junto a José Casas, Manolo Solo y Santi Amodeo,
la banda Relicarios con la que saca el disco Detente bala. Entremete actividad baterística en Los Vagos y algún
tiempo después forma el trío Rhinoceros, grupo del que se siente más autor y
con el que graba un disco en 1994 con música influenciada por grupos de la época
como Dinosaur Jr, Sonic Youth, Smashing Pumpkins... Algún tiempo después de la
desaparición de este grupo entra a formar parte de la banda de Sr. Chinarro con
el que graba dos discos (Fuego amigo,
2005; El ventrílocuo de sí mismo,
2003). Sus últimas colaboraciones han sido para Sur Pop y su disco Bitácora.
Epi Malpaso es el más veterano de todos ya
que su primera banda relevante se remonta al año 1983, Retrato de una dama,
grupo de tendencias oscuras y experimentales que grabó un maxi, Pasiones, en el 1985. A finales del 88
conoció al bajistas que mejor comprendió su concepción musical del momento,
Chi-Ki Malpaso, y junto a él fundó Compañía Malpaso en 1989, banda que, en
Sevilla, se adelantó a la avalancha noise que nos llegó desde las frías tierras
de Seattle. Juntos grabaron Hijos de Dios
con Trilita Records. A pesar de la desaparición de Chi-Ki de la escena musical,
Compañía Malpaso continuó trabajando hasta 1995.
Entre esa lejana época y esta ha habido un
considerable tiempo de tentativas fallidas pero, como la oportunidad es hija de
la casualidad, hace tres años se volvieron a encontrar en condiciones óptimas
para iniciar un nuevo proyecto y llamaron inmediatamente a Manuel que se apuntó
a la iniciativa sin dudarlo un segundo.
Al principio la banda se concibió como un
potente trío de arrolladoras guitarras, sólidos y machacones bajos y creativas
bases rítmicas. Este formato ha sido siempre el favorito de los fundadores del
grupo pero un día, por otra afortunada casualidad, apareció con su teclado el
hermano de Chi-Ki, Alejandro Ruiz –sí, ese niño que aparece en la portada de Hijos de Dios, ahora con un poco más de
barba–. Inmediatamente comprendieron la riqueza que Alejandro podría aportar al
proyecto y de trío pasaron a cuarteto. Por otro lado, Chi-Ki se convirtió en el
responsable de la voz principal –aunque siempre se ha resistido a ello–, apoyado
en los coros por su hermano. No sabemos porqué se negaba a hacerlo ya que, a la
vista de los resultados, lo hace estupendamente bien.
A ellos les gusta definirse como una
confluencia afortunada de cuatro mentes creativas. Apasionados de la música en
todas sus variables y vertientes, es difícil definir cuales son sus influencias
más notables pero su música está a medio camino entre un noise
estructuradamente experimental y oscuros contadores de historias como Nick
Cave, Tom Waits, Lou Reed, Patti Smith… Atareados padres de familia, logran
conjurar, robando tiempo de dónde no lo hay, el hastío cotidiano con agotadoras
sesiones de ensayo haciendo brotar el oscuro fruto de sus canciones del respeto
mutuo que se profesan como músicos y amigos.
Podéis saber mucho más de ellos y escuchar
su música a través de estos enlaces:
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